jueves, 17 de noviembre de 2011

Tan sencillo, tan rico.

Ésta es una de esas recetas sencillas y muy agradecidas. Además, la primera vez que la haces es un poco experimental, te sientes investigador. Lo de cubrir de sal, lo de romper la costra y ver qué sale de ahí…Otra gran ventaja, en mi caso al menos, es que es de las pocas recetas que en casa no perpetro yo: lo prepara Laura. Y eso incluye el que sea ella la que se entretiene en servir el pescado ya libre de sal y espinas…Y eso de que te den el pescadito ya limpio no tiene precio!!!
Es un plato sano, sanote, casi de régimen si no fuera porque le metemos siempre de acompañamiento mogollón de patatas panaderas…así no hay quien levante cabeza y así seguimos, dice la Wii : obeso perdido...


Dorada a la sal para dos.
Dos doradas “de ración”. En nuestro caso cada una pesaba 500 gramos (que luego se queda en bastante menos, claro)
Un paquete de sal gorda
Dos patatas grandes (esta vez una de ellas era realmente enorme…)
Una cebolla
Un pimiento verde
Aceite
Sal


Empieza con las patatas panaderas, que más o menos estarán justo cuando termine de hacerse el pescado. Las pelas, las cortas en láminas del grosor que te guste y junto al pimiento y la cebolla en juliana ponlas a confitar en aceite, con el fuego bajito. Se precalienta el horno a 220 grados. Mientras pones en una bandeja de horno una capa de sal gorda y sobre ella, tumbaditas, las doradas. Las recubres de sal, sin dejar huecos. La cola puede quedar al aire. Mete la bandeja en el horno y 35 minutos después ya estarán hechas.


La sal, con la humedad que le suelta el pescado desde dentro y el calor exterior se convierte en una capa compacta. Rómpela como puedas (lo habitual es con la parte de atrás de un cuchillo) pero con cuidado de no cargarte el pez que hay dentro. Sólo resta ir desespinando y pasando a un platito el jugoso pescado. Ese trabajo petardo lo hace Laura a la perfección. Pocas espinas se escapan.


Se le añaden al plato las patatitas, que habrás sacado del aceite, escurrido y salado convenientemente, un chorrillo de aceite sobre el pescado y la comida está servida.


Con un tintito cayeron y luego siesta...Para qué queremos más...

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