miércoles, 5 de junio de 2013

Hoboken, para descubrir.

Como prólogo a una noche que dedicamos a despedir de la soltería a dos de los cuñados, nos fuimos de noche de cena y espectáculo. Nada de despedida en plan “Resacón en Las Vegas” o similar. Tranquilitos. Buena cena y luego magia en la Sala Houdini.
Para la cena arriesgamos en un sitio que nos era desconocido. Al llegar a la calle del restaurante no las teníamos todas con nosotros… El restaurante “Hoboken” esta en la calle Javier Ferrero, 8, Madrid. Una zona industrial en mitad del barrio de Prosperidad. Raro entorno, muy vacio, grandes naves. Y en medio, el restaurante. Chiquitito, muy cuidado y con buen gusto en la decoración. Igual me equivoco pero creo que trabajan ahi dos personas, una en sala y otra en cocina. Ejemplo de como un restaurante puede funcionar muy bien si hay ganas.
Nos recibe el jefe de sala, muy simpatico y atento durante toda la cena. Pedimos la historia y tras unas ricas croquetas de aperitivo empezó el desfile.
Empezamos con un jamón ibérico de cebo sobre pan de cristal y tomate licuado (nombres que vienen en su carta, me ahorro escribir…:) ). Pan bien crujiente, jamón muy correcto y ración bien dimensionada para los 6 que éramos. De hecho todas las raciones lo estaban.


Seguimos con los crujientes de morcilla de Zaratán con crema de queso gorgonzola , paquetitos de pasta brick rellenos de esa morcilla de Valladolid con una crema muy suave del queso azul, poco agresiva. Muy sabroso el plato.


Y no se quedaban atrás las setas gratinadas con alí olí de miel y caramelo. Me apunto la idea para intentarla en casa, el plato estaba riquísimo.


De segundos optamos más por pescados que por carnes, cosa rara en el grupo. Por un lado un Lomo de Bacalao sobre su brandada y aceite de ajo arriero…este no lo caté, pero por lo que sobró debía estar bueno.


Y tres repetimos vieiras a la plancha sobre espejo de gambón y refrito de ajos y rúcula. Yo, cada vez que intento hacer vieiras a la plancha en casa me encuentro con una consistencia gomosa que no hay manera. Estas, sin embargo, super tiernas, con el saborcito de la plancha y la potencia de las gambas y ajos de la base.


Como carne, la hamburguesa de Black Angus con queso emmenthal y beicon. Quizás el más flojillo, estando bien no aportaba especialmente nada.


Los postres se debatieron entre un helado de gintonic, bien logrado,


unas tartas de queso y otras de chocolate blanco y maracuyá y un coulant de chocolate.


Las tartas un pelín escasas, aunque ricas de sabor. Es lo que tiene ser un poco tragón y que las cosas estén buenas.


El coulant, correcto sin más, se había desmoronado un poco. Fallo perdonable dado el nivel general de la cena.


La cena, con un Alvariño, cervecitas y cocacolas y algún café, salió por unos estupendos 32 euros por persona. Sitio muy recomendable. Lamentablemente estaba muy vacío para ser un sábado, estábamos otra mesa y nosotros. Su situación no ayuda, no es muy de paso ni zona de cachondeo nocturno. Pero merece la pena.

Y algunas curiosidades del lugar:
-Hoboken es donde nació Frank Sinatra.
-Según mi cuñado,más puesto que yo en televisión infantil, el Zoo de Hoboken es la pesadilla de los pingüinos de Madagascar.
-Y otra mas: el chef del restaurante, Quique García López, fue jugador profesional de balonmano en el Atletico de Madrid. Gran reciclaje!!!

1 comentario:

  1. Muy rico todo, doy fe de ello......VIVAN LOS NOVIOS¡!! Mamen

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