jueves, 15 de agosto de 2013

Gran Menú en Metro Bistró.

Cena de amiguetes de la Facultad. Con la excusa esta vez buscamos algo un poco más elaborado de lo que habitualmente hacíamos. Siempre acabábamos tomando unas cervezas y unas raciones. No está mal, pero por una vez queríamos algo un poco mas sofisticado. La recomendación (acertada como se verá) de Juan Pedro fue visitar "Metro Bistró", restaurante situado en la calle Evaristo San Miguel, 21 (Madrid). Un lunes de agosto, tal y como está la cosa, casi esperaba que fuéramos los únicos allí. Pues no, se llenó, al menos la sala en la que estábamos, en la zona de la barra. Buena señal. Echamos un ojo a la carta pero en cuanto vi menú degustación inicié la defensa del mismo. No hizo falta insistir mucho y allá que fuimos. Toda la comida la acompañamos con un verdejo bastante digno, Perro Verde, tres botellitas para siete, comedido diría yo.
Iniciamos el menú con un aperitivo en forma de mojito de apio, refrescante, dulce y con el aroma y sabor del apio.


El primero de los platos fue un salmorejo con emulsión de albahaca y helado de aceite. Rico de sabor y de textura. El helado un poco cristalizado para ser de aceite, pero en conjunto funcionaba bien. Ya ese plato nos indicaba que hambre no íbamos a pasar, era bastante generoso.


Seguimos con el plato más peculiar de la noche, unas ortiguillas crujientes con ensalada de algas. Nos comentaron que son del Cantábrico, aunque donde son realmente populares es justo en la otra punta, en Cádiz. No es plato para todo el mundo. El crujiente del rebozado deja paso a un interior cremoso, un poco como los sesitos, pero con sabor a mar. Gustaron mucho.


Tras las ortiguillas llegó la escalibada con anguila ahumada (que no supimos reconocer y se nos olvido preguntar, menos mal que lo tienen puesto en la carta de la web). Razonable, no estaba mal pero tras la originalidad del plato anterior se quedó un poco plana. Aun así apenas sobró en algún plato, y porque el pimiento hay quien no lo tolera.


Por si el menú de 6 platos fuera poco, no queríamos dejar pasar la oportunidad de probar el huevo a 65 grados. Empieza a ser muy recurrente y ya ha perdido el factor sorpresa, pero es que están tan buenos…En este caso con boletus, amanitas, trompetas de la muerte crujientes y una crema de apio nabo. Una delicia. Pedimos un par de ellos para compartir entre todos.


El siguiente es uno de los platos estrella del local, según nos contaron. “La perla Negra”, un delicioso chipirón a la plancha perfecto de punto, relleno de sus patas y panceta ibérica, sobre una cama de un arroz integral negro, muy entero y aromático, con una salsa de Ras El Hanout con extra de curry.


Finalmente llegó el plato de carne, con unos tacos de presa ibérica en una salsa de piña y frutos rojos, con unos rollitos de lombarda y piñones. A mi no me convenció mucho, la carne un pelín hecha de mas para mi gusto y la salsa demasiado “mermeladona”.


Bastante mejor me pareció el pescado que sustituyó a la carne para quien no quería chicha, un pez mantequilla en salsa ponzu (a base de yuzu, una especie de medio mandarina, medio lima, y de vinagre de arroz) con ensalada de encurtidos. La salsa una delicia, muy cítrica y con el toque de la salsa de soja para darle fuerza.


Más que satisfechos llegamos a los postres, dos. Por una parte el canelón de piña con semifrío de yogur y mousse de mango. Rico, rico. Y refrescante, con la piña ligeramente caramelizada.


Y una degustación de chocolates para cada dos, que incluía una taza de chocolate guanajá con peta zetas, unos bombones de Tanzania tremendos, casi liquidos por dentro, una mousse de cacao y naranja, menos resultona por amarga y el semifrío abinao, que parecida una tableta de chocolate. Un plato muy rico, aunque igual algo pesado para finalizar.


Con esas botellas de vino, una ronda de cervezas al principio y algún café, 48 euros por persona (el menú degustación en sí eran 35 o 37, no estoy seguro). Una grandísima relación calidad/cantidad/entretenimiento/precio. Muy recomendable, punto para Juan Pedro!!!

domingo, 11 de agosto de 2013

Receta muy de gordos: panceta glaseada.

Esta receta es posiblemente de lo más de gordos que he publicado. Al final, es panceta asada. La saqué del libro “La comida de la familia”, de Ferrán Adriá, en el que describe los menús que tomaban los trabajadores de El Bulli a la hora del rancho.


Panceta Lacada con Salsa Teriyaki.
Medio kilo de buena panceta fresca, mejor algo entreverada.
Media cebolla
Unos granos de pimienta
Laurel
Salsa Teriyaki.


La receta es bien sencilla. Pon la panceta entera en una cazuela cubierta de agua, añade unas hojas de laurel, unos granos de pimienta y media cebolla. Que cueza a fuego lento 40 minutos.
Saca la panceta y sécala. Córtala en filetitos de entre medio y un centímetro de grosor, según gusto.


Dispón los filetitos en una fuente para el horno y rocíalos con tu salsa teriyaki favorita.


Yo use “Blue Dragon”. Y al horno con ella durante 30-40 minutos a 180 de temperatura. Cada cierto rato coge el juguillo que van soltando, que estará mezclado con la salsa, con una cuchara y rocia por encima de los filetes, para que se glaseen. Hay que vigilar que no se quemen, a mi se me fue un poco la mano. Hay que tener en cuenta que esa salsa es muy azucarada, con el peligro que conlleva, asi que ojo con los tiempos y la temperatura, que cada horno es un mundo.


Sacar del horno y dejar que se templen un poco, la experiencia nos enseño que están mejor en cuanto se han enfriado un pelín. Le puse un poco de jengibre fresco rallado para darle un toque extra, pero a os lados del plato. Pan, mucho pan. Y resistencia al colesterol!!!

miércoles, 7 de agosto de 2013

Brunch en el Intercontinental.

Con mucho retraso comento el penúltimo cumpleaños celebrado, que no podía dejar pasar por ser un sitio nuevo. Y qué sitio!!! Marina tuvo a bien, recién estrenada su nueva condición civil, llevarnos a tomar un brunch de altísima categoría. Nada menos que el del Hotel Intercontinental, en Madrid. Gracias de nuevo desde aquí!!!
Lo del brunch, eso de medio desayuno, medio comida, aquí estaba claramente desplazado hacia la comida.


Incluso el horario invita claramente a que se esté hablando de la comida principal del día y no de un apaño entre medias.
Un buffet libre espectacular. Las imágenes hablan por si mismas.


No se trata sólo de lo que ponen, sino cómo lo ponen. Una presentación impecable y una variedad que sin duda abarca todos los gustos.


Desde los pequeños bocados de foie, de salmón, de quesos diversos y cremas frías a cosas tan contundentes como roast beef en salsa, cochinillo, pescados en salsa, paella…


Entre medias pasa por un sushi de excelente calidad o un carro de marisco espectacular. Os imagináis bogavantes y langostas cocidos en un buffet libre? Una locura.


Y para los golosos, helados, frutas y pequeños bocaditos, chupitos y tartitas de todos los gustos y colores.


Todo en tamaños mini que hace que no puedas parar de probar unos y otros.


El precio lógicamente está a la altura del nivel, aunque ya os digo que creo que es fácilmente amortizable y disfrutable, 55 euros por persona. Volveré (y más si vuelven a invitarme…:)).

NOTA: Obviamente, todos estos platos fueron los míos: lo di todo!!! :)