martes, 10 de mayo de 2011

Empanada no mental.

Ya llevaba yo un tiempito sin publicar una receta. Y no sólo sin publicarla, sino sin cocinarla. Por unas cosas u otras, al final no hay tempo para nada, no te curas nada nuevo y siempre acabas comiendo o cenando lo mismo. Esta receta era una de esas que lleaba tiempo queriendo hacer. Unas empanadillas a partir de una masa que no fuera la de las tipicas obleas compradas, algo así como una masa de empanada argentina. Ésta en cuestión la cogí prestada de No se le puede llamar cocina, blog estupendo y recomendable.
No sólo me conformé con coger la eceta de la masa sino que tambien copié el relleno. Una empanadilla rellena de guisantes? Pues si. Y resulta que no es una cosa tan nueva. Hace ya años, fácil 15 o así, en unas vacaciones con los compañeros del colegio Obispo Perelló, nos dio por comernos empanadillas de esas de madrugada, de vuelta de la discoteca o bar de turno, más bien mamadillos, para que engañarnos. Era en Denia y no recuerdo ni la panadería ni nada, pero si que recuerdo que esas empanadillas de guisantes, recién hechas, con el regustillo de los cubatas aún presente, sabían a gloria bendita.



Ya que la masa estaba hecha y sale bastante cantidad con estas medidas, hicimos un par de rellenos más. Uno de morcilla con membrillo, con unas estupendas morcillas de Villadiego cortesía de Eduardo, compañero de trabajo y de la carnicería Teto. Y como aún sobró masa, rellenamos nas pocas con chocolate negro y migas de galletas, un poco guarrería pero que también cayeron.

Masa:
Taza y media de aceite
Una taza de agua
Una cucharada de sal
Una cucharada de azucar
Unos 700-800 gramos de harina (en el original "la que admita").
Huevo batido para pintar.

Rellenos:

Para el de guisantes:
500 gr de guisantes congelados (que frescos son una pasta)
200 gr de cebolla
200 gr de lechuga
Sal
Pimienta

Para el de morcilla:
Una buena morcilla, de arroz o de cebolla, de unos 400 gr.
2 huevos
150 gr de membrillo

Empezad con los rellenos. En una sartén pon los guisantes con un chorrito de aceite a fuego medio. Cuando veas que empiezas a estar tiernos, añade la cebolla y la lechuga cortaditas en juliana fina. Un poquito de sal y pimienta y deja unos 25 minutos, hasta que se evapore el agua que sueltan las verduras.



En otra sartén desmenuza la morcilla y a fuego medio deja que se haga con un poquito de aceite. Cuando este hecha, aparta del fuego y cáscale un par de huevos encima y revuelve bien, que se mezcle bien. No te preocupes si no se cuaja del todo, ya que luego va al horno. Añade al tema el membrillo cortado en daditos pequeños.

La masa en sí está chupada. Otra cosa sera darle forma. En un recipiente capaz pon el aceite, el agua , la sal y el azucar y remueve. Y a continuación, la harina, no toda de golpe. Ves amasandola hasta que quede de la consistencia adecuada. Ya, no es un dato muy útil...:) Digamos que estará brillante, moldeable y apenas se pega en las manos.

Y procedemos a hacer las empanadillas.Haz bolas del tamaño de pelotas de ping pong y aplánalas con el rodillo. Que queden lo más finas posible sin romperlas. Solo queda poner en cada círculo el relleno y cerrar como se hace siempre. Poner en una bandeja de horno y pincelar con huevo batido. Se tendran unos 20-25 minutos en el horno precalentado a 170 grados. La masa ha de hacerse bien, así que haz las obleas finitas o se te dorarán antes de que estén totalmente hechas, con lo que tendrás que dejarlas luego un poco más con el horno mas flojo o dadas la vuelta, como hice yo.



Lastimita de fotos con el móvil. No hacen justicia a lo ricas que estaban. Eso si, son una bomba. Tienes que ser yo para comerte las 6 que me comí...:)

jueves, 5 de mayo de 2011

Lasal y los cupones.

No es que lo haya empezado a hacer de manera habitual, pero cada vez más veces los restaurantes los reservo desde paginas de tipo Atrápalo, Restalo, El Tenedor para conseguir descuentos o con los sistemas de cupones de Groupon, Groupalia y demás. Reconozco que las primeras veces me impresionaba ver lo de descuentos del 30%, 405 o incluso más. Y alguna vez podía ser hasta cierto. Con el crecimiento de esas páginas, uno empieza a ser algo más crítico y lo cierto es que algunos menús y ofertas inflan sus precios de salida para parecer descuentos más jugosos. Vamos, que aparecen algunos menús de 50 euros al 50% que lo cierto es que de salida deberían estar en esos 25. Pero también es cierto que se encuentran algunas cosas interesantes, no dejéis de mirar.
El sistema de cupones es diferente: ahí tienes que pagar por adelantado el cupón para luego disfrutar de él. Esto nos paso con el restaurante que traemos hoy, LaSal de Montalbán, detrás del actual Ayuntamiento de Madrid.
El cupón rezaba “Hamburguesa rellena de boletus y foie a 0.99€”. Joder, como para no ir!!! Pillé dos cupones, que Laura también tiene derecho.:) El local es chiquitito, en blancos, un poco frío quizás. No hice fotos, pero en su web tienen alguna, así que la cojo prestada para que veáis lo que digo. En la primera mesa estuvimos.



Los camareros, simpáticos pero novatillos, o así me pareció por ciertos detalles de poca importancia. La oferta obligaba a pedir una entrada por cada hamburguesa, así que nos decidimos por las patatas Lasal, que van con queso gorgonzola, aceitunas amargas (kalamata), tomate y un punto de guindilla. La ración parecía pequeña pero cunde. Alguna patata un poco dura, pero correcto en general. También pedimos la tarrina de foie y rillete. Dos pequeños frascos, uno con el foie con una mermelada dulce y otro con la rillette, de atún en este caso, acompañados de unos panes tostados. Algo escaso pero correcto de sabor. Reconozco que ni idea de lo que era rillette...:)
Y por fin las hamburguesas. Nos comentan que si sabemos cómo son. En mi cabeza la imagen de una hamburguesa esta muy clara, pero bueno. La cosa es que la preparación consiste en una bola de carne rellena de setas (que no boletus), sin los típicos panes de burger y salseada con una salsa con base de foie. Nos comentan que debido a la naturaleza de la preparación, el interior de la bola (que luego veríamos que es grandecita) vendría algo crudo. Bien por el aviso. Para nosotros sin problema. La carne estaba rica, algo frío el centro como más o menos esperábamos tras el comentario. Viene con unas patatitas paja que van muy bien con la salsita.
No pedimos postre y la cosa se fue, con las cervezas y las cocacolas sobre los 25 euros dos personas con la promoción. Sin ésta habría que haber sumado 17 euros de cada una de las hamburguesas, cosa que me parece algo excesiva visto lo visto.
Y un detalle peculiar: la comida me pareció triste por los colores. Nunca me había pasado, pero en los tres platos que pedimos solo había, de manera casi única, color amarillo (patatas) y marrón (carne, salsas, foie, grillete y panes…). Que igual es una tontería, pero unido a una decoración fría como comentaba, daba un aspecto pobre a unos alimentos que no estaban mal del todo. En fin, no puedo vendéroslo mejor esta vez…:)

martes, 3 de mayo de 2011

Regalo estrella.

Me he saltado un par de posts que cronológicamente irían antes, pero es que la ocasión lo merece. Cumpleaños de servidor, Laura buscando sorprenderme. Ya me había dado casi todos los regalos, pero faltaba el denominado "regalo estrella". Y vamos que si lo ha conseguido!!!! Viernes noche, tarde más bien gris en Madrid. Paseo con más bien poco sentido bajo la lluvia por la zona de Serrano “para hacer tiempo” sin yo saber para qué estábamos haciendo ese tiempo. Paso por la tienda Gourmet del Corte Ingles a ver que cae. Esta vez un minicapricho, unos guisantes secos rebozados en wasabi, que pican como condenados pero que acaban dejando buen gustito. Al acercarse las 21:30, de nuevo al coche… Y yo pensando que por que no habíamos ido directamente a la zona del “asunto” en cuestión.
Al llegar al sitio, con Laura en plan navegador “Siguiente rotonda a la izquierda, su destino esta a 100 metros…”, obviamente habernos acercado más me habría puesto sobre aviso. Entrada en el parking del Hotel Miguel Ángel: Laura me llevaba a cenar a La Broche. Nos reciben en la sala, de un blanco inmaculado, con ventanales a la Castellana. Casi vacía, algo fría. Pero no era para nosotros. Laura había ido un paso más allá y había reservado, moviendo a saber qué hilos, la mesa que tienen en la misma cocina.



Si ya estaba yo nervioso con el regalo, la entrada en la cocina me puso en estado de shock. Me preguntan que si quiero algo de aperitivo…Yo qué sé!!!!! Va , una cerveza a ver si se me quita la cara de tonto…
Nos recibe Ángel Palacios, chef de La Broche, que nos demuestra a lo largo de las dos horas que duró el menú que no solo es un grandísimo cocinero, sino un tipo simpatiquísimo, accesible, con buen humor que hizo aún más grande la experiencia.
No pude evitar pedir el menú degustación…total, ya que iba invitado… Y ya que estaba, dejé que el sumiller me fuera trayendo por copas los vinos que el considerara que iban pegando con cada plato…A lo loco!!!!
5 Snacks cada cual más curioso.
La patata , vainilla y café se quedó sin foto,,,Una especie de sandwich de helado, en el que el corte era patata aromatizada.Seguimos con el sobre de remolacha y frambuesa, ligerísimo y sabroso.



Tras él un concepto de ensalada caprese, con esferas de mozarella, algo fuerte.



Seguimos con el apio con queso azul y nueces, una suerte de mousse muy ligera.



El fisch&chips, como “cortezas” de pescado fritas y laminas de patata crujiente, que pulverizaba ligeramente en la mesa con aceto balsámico. Muy sabroso.



El maíz en tres texturas, en forma de un cubo etéreo que se deshacía en la boca, unos granos de maíz liofilizados y un cono de polvo de palomitas. Nos comentaba Ángel que los platos para estas presentaciones los diseña él y su padre, en plan manualidades, se los hace. Sólo los usan una temporada. Y es que cada año hay que sorprender y no se puede repetir.



De entrantes, un delicioso helado de ajoblanco, con una pasta de almendras amargas simulando almendras enteras y una especie de bolas de gelatina de uva.Gozoso.



El boquerón en equilibrio es otra de las sorpresas de la noche. Un boquerón, apenas pasado por la plancha, que cuelga de un anzuelo con una pinta amenazadora, tanto que te dan unas pinzas para ir cogiéndolo, morder un cachito y devolverlo a su pincho. En el plato, la espina del pescado, desecada, frita o como sea que lo hacen hasta dejarla perfectamente comestible, crujiente, llena de sabor…y envuelta en algodón de azúcar. Hay que recordar que no se va uno a alimentar simplemente. La sorpresa también te llena.



El plato “Primavera” sigue manteniendo el nivel de emoción. De momento te llega a la mesa un plato grande, hondo, lleno de…un ramo de flores? Por si alguien va lanzado rápido te avisan de que “nene, eso no se come”. A continuación te traen el plato en si, que apoyan sobre el primero: una degustación de mini verduras, flores comestibles, helado de remolacha, estrellas de mantequilla y espárrago, crujientes de coliflor y algún vegetal más. Te recomiendan comerlo con pinzas, de cosita en cosita, para ir captando cada sabor y al final usar la cuchara para comerte “la tierra”, que no acerté a saber qué era. Un instante más antes de empezar a degustar el plato. Sobre el ramo que está en el plato de fondo vierten agua caliente…Todo el aroma de las flores sube de golpe. Ya llegó la primavera!!!



Para los principales, un rape, perfecto de punto, sobre un puré de guisantes delicioso. Cosas de estar en la cocina, vimos que el rape, que llegaba rebozado en una costa crujiente, se rebozaba después de hecho, no antes, pasándolo sobre esa mezcla crujiente que evitaba que cogiera más aceite de lo necesario.



Y de carne, un taco de cochinillo confitado con su corteza, berenjena y caramelo balsámico. Si esas cortezas las vendieran en bolsas, sería adicto. La carne perfecta, melosa…Difícil describirlo.



A los postres, otra pequeña sorpresa, otro detalle curioso. Tras recoger los cubiertos del anterior plato, te rocían la mesa con perfume de galleta, para que vayas cambiando el chip hacia lo dulce.
Ángel nos trae el primer dulce y nos pregunta si reconocemos lo que es…Yo no caigo. Laura lo ve a la primera. Es un Scoth Brite!!! Uno de esos estropajos de cocina. Vaaaaale, cachondeo de que si yo no friego en casa y tal… El plato era una especie de mousse de chocolate blanco ( la parte amarilla del estropajo) y de menta (la parte verde), es decir, una especie de after eight. Rico y ligero, entró fácil.



El segundo postre fue un plátano en tres texturas, buñuelo, transformado en miniplátano y rebozado. Me gustó algo menos.



Terminamos con un café con el que te ponen una cajita de “chuches” de diseño…Me daba vergüenza acabar con todas, pero lo hubiera hecho. No pude evitar ser un poco friki y pedir una foto con el chef. Lo dicho, simpatiquísimo. Hizo una gran experiencia aún más inolvidable.



Poco queda que decir: gracias. Laura!!!!!

PD: Ah, gracias a Christophe Pais, de "No se le puede llamar cocina", por ayudar a Laura a organizarme la sorpresa y, como no, al propio Ángel Palacios, genio y figura, y no solo de la cocina.