domingo, 3 de enero de 2016

Metro Bistró, segundo round

Feliz 2016 a todos!!! Este año pasado va a pasar a ser el de menor actividad de GDAPC. Lo cierto es que nos hemos establecido en una inercia de ir a alimentarnos más que a disfrutar, tirando mucho de VIPS, Hollywood y esas cosas. Que no están mal, pero no van a aportar nuevas experiencias, dese luego. También es cierto que cuando intentamos hacer una reserva para ir a algún sitio más especial que hayamos visto en alguna revista o algún blog, nos encontramos que Madrid está saturado a la hora de elegir restaurantes "de moda". Olvídate de tener mesa un viernes o sábado si no has reservado la semana anterior al menos. Y eso a nosotros que somos mucho de impulso, de "y si salimos a cenar?", nos mata, nunca hay mesa.
Tuvimos suerte con el de esta semana, ya que conseguimos reserva en "Metro Bistró", en la calle Imperial 3 (Madrid), al lado de la Plaza Mayor. Ya había estado en el de Templo de Debod e iba con buenas expectativas. No decepcionó el menú, aunque la mayoría de los platos yo los había probado ya. El local es menos íntimo que el de Devod, con una decoración más del estilo actual en blancos, morados y dorados.
Tras un aperitivo en forma de mojito de apio y unas mantequillas especiadas, empezamos con un menú de cinco platos y dos postres. Abrió el desfile una crema de calabaza con un rulo crujiente relleno de torta del Casar. La crema muy ligera, como si la hubiesen emulsionado.



El segundo serían las ortiguillas, crujientes, con un tartar de algas variadas. Ya las había probado en el otro restaurante, pero me volvieron a sorprender, esa textura y sabor peculiares. Como sabía que a Laura no le gustarían, avisamos y a ella le pusieron unas croquetas de boletus muy ricas.



Seguimos con una escalibada coronada con anguila ahumada en la que cada una de las verduras había sido tratada de manera diferente: asadas, encurtidas, secas... Se acompañaba con una salsa romescu. Un plato fresco, apetecía.



Tras las verduras, uno de los clásicos del lugar, la Perla Negra, una vieira sobre arroz venere cocido solo con agua y salteado en mantequilla y una salsa Ras El Hanout. Quizás le faltaba un poquito de sabor, aunque estaba bien de punto.



Acabamos con unos tacos de presa con rulos de lombarda, en una salsa agridulce. Agradable pero no sorprendente. La carne en su punto pero algo fría.



Los dos postres muy correctos, empezando por el canelón de piña con semifrío de yogur y salsa de mango, con su puntito de acidez que se agradecía a estas alturas.



El segundo, contundente, una degustación de preparaciones de chocolate: trufa “Bombón”, semi-frío con pimienta Sansho-Ko, ganache Peta Z y mousse de cacao



Con cervezas y cocacolas para beber y un cafetito, la cuenta se fue a los 45 euros por persona, una relación calidad precio muy buena.

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