domingo, 16 de octubre de 2011

Comida callejera.

La comida callejera no me parece que acabe de ser algo que se vea muy a menudo por Madrid. Lo de los puestos con comida preparada por la calle pocas veces pasa de ser un chino con una caja vendiendo bocatas del jamón más cutre….y poco más. Me tengo que ir al sur para recordar los quioscos de patatas asadas rellenas de Málaga, los cucuruchos con quisquillas en Huelva…Sitios bastante dignos en general para picar algo mientras paseas.
De Madrid recuerdo de mis andanzas juveniles los sitios de perritos calientes al estilo de Los Chaburres (cerrado ya) y otros bares de la zona de Manuel Becerra. Mi marca personal está en seis de esos emparedados, con una salsa que ni era ketchup ni era tomate, pero que te apañaban a las tantas de la mañana. En una bolsa de plástico transparente te los daban, calentitas las salchichas, no tanto los panes. Y a zamparlos a la vía. A 100 pelas perrito y cocacola llegué a pagarlos. Tela de viejuno. Si me apuras, también callejeros son los bocatas de calamares de la Plaza Mayor o la media docena de churritos, con azúcar, por favor, que te puedes pimplar en cualquier churrería (ojo, no hay tantas).
Llevaba yo un tiempo con el antojo de probar unos puestos de comida callejera que deben estar en auge, ya que están poniéndolos por todos los sitios de gentío. En Sol, en Tribunal y por Alcalá he visto ya minitiendas que te venden porciones de pizza a dos-tres euros. Si, ya se que existe Telepizza desde hace milenios, pero aquí el concepto es otro. Ni sillas ni mesas. Una cinta que marca la cola, pides, te lo calientas y te lo llevas. Aprovechando que íbamos a ver la grabación de “El Club de la Comedia” por la zona, antojoso que soy yo, me pedí una porción de queso, tomate, albahaca y bacon en uno de estos lugares, "Papizza". Dos pavos. Caliente a rabiar te la dan. Crujiente en su base, mas tierna en el lado de los ingredientes. Una masa no muy fina y de sabor más que correcto. Y a correr. Tan contento.

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