Elegimos para una
comida de sábado L’Artisan, un restaurante definido como francojaponés en la
calle Ventura de la Vega, Madrid. Apetecían sabores frescos y comida poco pesada. Todo eso lo
tuvimos.
El local, muy
chiquitito y alargado, sin grandes pretensiones, muy funcional. Había pedido la
reserva en la planta de abajo, pero a medio día estaba cerrada y me dijeron que
con Kviar, además, no daban mesa en esa zona (¿). Simplemente es más bonita,. Pero
lo cierto es que nos dieron una mesita justo en la puerta, en la que corría el
aire de la calle, se podía cotillear y ciertamente por esas cosas de la vida
nos pareció con encanto.
Nos pedimos de
entrantes la degustación de best sellers: un plato que incluia una fresca
ensalada de manzana y aguacate, un tartar de chicharro deliciosamente aliñado,
complementado con un poco de puré de berenjena, unos makis ricos aunque sin
mayor historia, unas sardinas en tempura rellenas con albahaca de las que me
hubiera comido 15 y un ceviche de corvina perfecto de punto, con su toquecito
picante. Todo sabores muy suyos, que apetecía mucho.
Contra toda la estadística
ambos cogimos pescado de segundo. Laura el Pez mantequilla, tierno, sabroso y
nada pesado.Para mí un riquísimo
pez limón a la parrilla, con un risoto de lima y berros que en sí era un plato
rico ya. Ambos pescados fueron un acierto.
De postre
compartimos una paulova de fruta de la pasión, dulce y ácida a la vez, buen
punto final a una gran comida.
Con su tres cervezas y dos cocacolas (y el
descuento), unos 25 euros por persona pagados con mucho agrado, una comida
diferente. Lástima de fotos, la que ilustra el post es de Internet, que muestra la entrada... perdí las de los platos, pero al menos queda la referencia.
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